I made this widget at MyFlashFetish.com.

Hola! este blog esta creado para todas aquellas personas que como yo, adoran leer hasta madrugar con la compañia de un café con leche, bienvenidos al lugar donde le doy rienda suelta a las locuras e incoherencias que habitan en mi cerebro, las compartire con ustedes para que se contagien y le pongan a sus vidas un toque de excentricidad. Les advierto que el contenido de este blog posee escenas sexuales y lenguaje del mismo índole. Asi que estan advertidos queridos lectores.




TAMBIEN PUEDEN PASAR POR EL BLOG DE MONY http://black-red-white-twilight.blogspot.com/ DONDE PODRAN LEER EXCELENTES HISTORIAS DE EXCELENTES ESCRITORAS COMO LO SON MONY, JOSENSO Y KRI! no olviden dejar sus comentarios porfavor besos :)




lunes, 21 de enero de 2013

La Vida es... Capitulo 20: Una oportunidad para mi amor.




Los personajes no me perteneces, son de Stephenie Meyer, pero la trama es de mi invención. Esta historia tiene contenido Lemmon, si no te gusta, o eres menor de 18 años, por favor no lo leas.
                            
Reneesme vive atormentada por su pasado, los secretos que oculta atentan contra su vida, que pasara cuando Jacob entre a su vida causándole un gran desorden? acompáñalo a descubrir los secretos de Reneesme.

Capitulo 20: Una oportunidad para mi amor.

- No puedo…

Jacob se le quedo mirando con el pánico reflejado en su rostro.

- Tienes que ayudarme o ella va a morir.

- No puedo.

La frustración lo inundo. Había ido a casa del anciano que hacia ya tiempo había bendecido su unión con Renesmee, con la esperanza de recibir ayuda, a pesar de que no creía en la magia, pero ya había agotado su fe en la ciencia, en aquel momento de desesperación había mandado al diablo la lógica, él solo quería una solución, y lo que había encontrado no le gustaba nada. El anciano se negaba a usar sus poderes curativos para sanar a Renesmee.
  
-¿Por qué? – pregunto Jacob con los dientes apretados por la ira.

- Porque aquí el Opaktichu eres tu, no yo.

- ¡Yo no soy ningún sanador! ¡No tengo poderes ocultos, ni se nada de magia!

- Si no crees en tu magia, ella no podrá ser salvada.- comento con su rostro sereno y alegre a la vez.

- Hazlo tú.

- Ya te lo he dicho, yo no soy un Opaktuchu, no soy un Sanador como tu.

- ¿Entonces como lo hago?, ¿Que debo hacer?

- Ven. - susurro con misterio. -  Yo te los enseñare. - Dicho esto el anciano le abrió la puerta. Jacob se quedo anonadado, desorientado, pero acepto la oferta.

_____________________________________________________________________________

María había llegado con 1 maleta al edificio donde vivía Jacob por fin. Se instalaría allí como lo que era, su esposa, ambos serian felices con su pequeño Ian, quien en ese momento se encontraba inquieto en los brazos de María, el pequeño no había parado de lloriquear desde hace 3 días, y la fiebre que le había comenzado a dar no se le bajaba con nada, aun así la mujer estaba mas enfocada en conseguir llegar hasta Jacob que en llevar al niño al médico.

Había dado con la dirección gracias a una tal Mandy, quien trabajaba en el Monasterio con Jacob, la mujer había sonado muy interesada en saber quien era ella, cuando le dijo que era la esposa de Jacob no encontró ningún problema en darle la dirección de su marido, tampoco encontró sospechoso que aquella mujer que decía ser su esposa no se hubiera puesto en contacto con su propio marido para pedirle la información, y sin reparos Mandy le dijo "Le recomiendo que mire bien con que clase de mujerzuelas suele salir su esposo", y colgó.


Ella sabía muy bien a que mujerzuela se refería, a Renesmee Cullen. Pero de esa zorrita se encargaría personalmente y muy pronto.
                                                                                                               
Cuando llego al departamento llamo a la puerta, pero nadie le contesto, así que llego a la planta baja del edificio y decidió llamar a la puerta del conserje.

El conserje, un hombre desdentado, a pesar de tener 45 anos y muy mal humorado, la miro de arriba a abajo.

- ¿Que quiere?- le hablo, sin siquiera darle las buenas tardes.

- Buenas tardes- dijo María con una sonrisa falsa en los labios, mientras mecía nerviosamente al niño en sus brazos, pues en aquel momento el pequeño lloraba con fuerza debido al malestar de la fiebre, sus adorables mejillas estaban rojas y húmedas.- soy la esposa de Jacob Black, el dueño del departa...

- Se de quien habla, ¿que quiere?- le interrumpió el conserje, mirando hacia el bulto entre sus brazos, se notaba que estaba terriblemente exasperado por el llanto del bebe. La mujer siguió la mirada del hombre.

- Este es nuestro hijo Ian Black-  dijo ella y un ramalazo de ira la estremeció cuando el viejo conserje rodó los ojos. Las cosas no estaban yendo como lo había imaginado pues la expresión corporal del hombre amenazaba con cerrarle la puerta en la cara.- vera, esta mañana cuando llegue de viaje mi esposo me dio la llave de nuestro departamento,  pero fui al aeropuerto a recoger mi maleta y lamentablemente la perdí, no quisiera llamarlo al trabajo y molestarlo, así que pensé que usted podría muy amablemente ayudarme.

El conserje no parecía muy seguro de su historia, de todas maneras los lloriqueos del bebe lo estaban volviendo loco, el niño parecía estar a punto de explotar, estaba mas rojo que un tomate, y sus berridos no lo dejaban pensar bien.

- No puedo hacer eso.

- Oh claro que puede, mi esposo se lo agradecerá- comento con su sonrisa hipócrita muy bien puesta en su cara.

- Nunca la he visto señora, no puedo hacer lo que me pide- le soltó con hosquedad.

- Eso es porque llegue hoy de viaje.

- Mire, ¿usted no entiende nada? ¿No entiende que si le abro las puertas de uno de los departamentos sin el consentimiento de su propietario me podrían echar?, sin mencionar que me podrían mandar a la cárcel por allanamiento a una propiedad privada.- el conserje estaba enojado, tanto por la insistencia de la mujer como por el llanto inconsolable del chiquillo.

- No soy ninguna ladrona, ¿me parezco acaso a una?- le dijo ella poniendo el rostro mas victimizado que pudo. – Mire, mi hijo no se siente bien- el conserje ya se había dado cuenta de ello. – necesito llegar a casa, ¿quiere usted que mi hijo enferme?, si no me ayuda, tendré que informar de sus malos modales a los dueños del edificio, ¿no querrá meterse en problemas verdad? - El conserje ya harto tanto del niño como de la madre accedió, no sin antes ir a buscar su libreta de números telefónicos de los propietarios y llamar a Jacob, hizo el intento 3 veces pero no contesto así que decidió  mandar un mensaje de texto avisando de la situación.
_____________________________________________________________________________

Jacob salio corriendo a su  casa en La Push, la pequeña casa roja se veía totalmente desolada, a la espera de personas que la habitaran y la colmaran de su calor.

Jacob cerró la puerta con fuerza, se quito la camisa y los zapatos, corrió hacia la cocina y abrió los cajones de mesa. Encontró solo 3 velas.

- ¡Maldición! ¡Tiene que haber más!

Desesperado reviso toda la casa y logro reunir las 10 velas que necesitaba. A ello saco los inciensos que había comprado hace más de una hora y los encendió junto con las velas, salio de la cocina y fue a la sala, dejando una vela y un incienso en cada rincón de la sala.

Movió los muebles de tal manera que el centro de la habitación quedo despejada. Jacob tomo las hierbas secas que había conseguido debajo de un viejo manzano cercano al cementerio de los ancestros de la tribu, las amontono e hizo una montaña mediana en el centro de la habitación, las encendió y comenzó a brotar mucho humo.

Necesitaba purificar la casa para hacer lo que necesitaba.

Busco la bolsa que contenía sal marina, la cual era piedras pequeñas de sal que parecían cristales de vidrio, las regó por todo el piso, el cuchillo lo coloco frente a la montaña de hierbas humeantes. Ahora venia la parte más difícil.

Jacob se desnudo por completo, usando solo los collares con cuentas de piedras negras que le dio el anciano, vertió sobre su cabeza el extraño aceite que también le dio el hombre y se arrodillo frente a la montaña a esperar.

Apenas se arrodillo se tenso de dolor, las piedras de sal se incrustaban en sus rodillas, pero no se movió, se quedo allí observando fijamente la montaña humeante, vio como el humo salía de ella y llenaba cada rincón de la casa, de repente sintió ganas de rezar, pero no sabia como, así que cerro los ojos, pero fue peor, sintió con mas intensidad como las piedras de sal se incrustaban aun mas en su piel y tocaban los huesos de sus rodillas, abriéndole heridas, ahora sentía como sangraba, la sal hacia que le ardiera, como si hubiera fuego en su piel.

Se abandono al dolor y dejo de pensar, aquellos rezos querían salir, así que lo permitió.

Palabras en Quileute salían de sus labios, palabras que él no conocía y sin embargo el podía entenderlas y sentirlas en lo mas profundo de su corazón, a pesar de no hacerlas salir de su boca por voluntad propia. Rezo y rezo mucho en ese idioma tan poco conocido para él, a pesar de ser parte de su pueblo, rezo y rezo con las palmas de sus manos hacia arriba hasta que se hizo de noche, sus rodillas insensibilizadas habían dejado el piso manchado de sangre, y aun así, no dejo de rezar...

-Jacob.- Susurro.

Abrió los ojos asustado. En la casa estaba solo él.

- Jacob.
                                               
De la montaña de hierbas humeantes salían personas, personas de humo.

Jacob intento calmarse, aquellos eran sus ancestros, 7 hombres de rasgos indio lo miraban con gravedad.

- El Opaktichu- dijo uno de ellos con una sonrisa misteriosa.

Jacob parecía no poder reaccionar, se encontraba desnudo frente a 7 espectros, y ya no recordaba cuales eran las normas para poder dirigirse a ellos.

- Eso es fácil, deberás pagarnos cada vez  que quieras hablar.- dijo el mas viejo de todos leyéndole la mente. Todos tenían el cabello largo y negro, eso era fácil de distinguir a pesar de que los hombres eran grises, sin embargo todos eran parecidos, con la diferencia de que uno era más viejo que el otro.- ¿Estas dispuesto?

Jacob vacilo, sabia en que consistía aquello. Los ancestros ancianos tenían por costumbre ofrecer dolor como un pago, pues el cuerpo era mundano y lo mundano no era bien recibido en presencia de lo sagrado.

- Si.- contesto mirándolo a los ojos. El espectro alzo una ceja esperando algo, y Jacob suspiro resignado, a continuación tomo el cuchillo frente a la montaña humeante y se hizo un corte en el pecho, tomo sal del suelo y lo esparció por la herida, al sentir la sal gimió de dolor.

El viejo asintió con satisfacción.

- ¿Porque nos has convocado?- pregunto al fin el viejo, que parecía ser el único con potestad para hablar.

Jacob suspiro, realizo otro corte en su pecho y se echo sal en la nueva herida chorreante de sangre, inmediatamente comenzó a sudar por el dolor,  debía pedir lo que necesitaba rápido.

- Necesito salvar a alguien que amo. Ella tiene leucemia, y...

- Ah, ya veo, y quieres que la salvemos- termino el anciano- podemos salvarla- le dijo con interés.

A Jacob le comenzó a palpitar el corazón frenéticamente.

- Pero en su lugar deberás estar tú.- le dijo el viejo.

Jacob se quedo petrificado, eso quería decir que Jacob debía ofrecerse a padecer la Leucemia por Renesmee. Morir en su lugar, sufrir en su lugar… Finalmente, después de tanto luchar por ella, nunca estarían juntos.

Jacob levanto el cuchillo, se hizo otro corte en el pecho y hablo.

- Acepto.
_______________________________________________________________________________

 No quiero volver. – decía Renesmee a la luz. – déjame quedarme aquí.

Renesmee sentía que la luz se alejaba, y ella sufría por ello, quería estar en la luz, porque le daba paz, allá en la tierra, en la realidad, le esperaba su familia, Jacob, sus amigas, y si fuera solo por ellos ella felizmente regresaría, pero también la esperaba el Cáncer, el dolor, la tristeza, el sufrimiento, la culpabilidad. Ya no quería sentir nada de aquello, no quería sentirse avergonzada porque se le estuviera cayendo el cabello, no quería ver en los ojos de sus seres amados lo tristes que estaban, ya no quería ser una carga.
                        
- Dios, por favor, libérame de este dolor. – pidió con todas sus fuerzas.


Si Dios no la recibía, entonces ella se quedaría allí donde estaba, entre el cielo y la tierra, entre la nada, allí acurrucada sin pertenecer a nadie.

Ya lo sabía, era una cobarde, pero era más fácil imaginarse enfrentándose a la lucha contra el cáncer que hacerlo en realidad, ella lo había intentado, y a mitad del camino había encontrado la opción que no quería ver, la muerte.

Los días parecían una eternidad, las horas días, los minutos horas. Cuando Renesmee se sintió expulsada sin ninguna explicación del pacifico lugar en donde se encontraba, se sintió desolada. ¿Qué había pasado? ¿Era tan impura como para que Dios la rechazara de aquella manera? Mientras sentía que caía y caía, una luz enceguecedora penetraba en su cuerpo. Y de pronto… despertó de la manera mas espantosa que pudo haber imaginado.

Gritos… mas gritos, ¿quien gritaba?... era ella.            

Su cuerpo ardía furiosamente, despiadadamente, ¿era esto un castigo?, ¿era acaso esto el infierno? Porque dolor tan atroz como este debe ser inhumano, causado por alguien sin alma. No pudo resistir el doloroso ardor en sus huesos, en sus órganos, en su piel, y se desmayo.
                                                         
Fiebre, tenia fiebre, ya no solo era el ardor, ahora la calentura se extendía por toda ella, había recuperado la conciencia, pero extrañamente cuando abría los ojos solo podía ver sombras, nada nítido… Lo sabia, estaba perdida, esto es el infierno, Dios la castigo por no obedecerlo, por no haber regresado a la tierra a sufrir, pero ahora era lo mismo, ahora sufría en el mismísimo infierno. Solo le quedaba rogar que dios se apiadara de ella….

                                                                                                   
Una voz, muy lejana, ¿Quien le hablaba?, la voz la calmaba, pero aun el fuego ardía, ¡en su cabeza, en su garganta, en su estomago, pies! ¿Que pasaba?

¡No! ¡No! No quería estar conciente, quería desmayarse de nuevo.

Pero esa petición no fue atendida, en cambio fue recuperando la vista, y se dio cuenta que aun permanecía en el hospital, aquello fue como un grito de burla en sus oídos.

- Shhhh, ya pasara, ya pasara.

No se había dado cuenta que había alguien a su lado, pero ella no veía bien aun, su rostro moreno entro en su campo de visión. Si, ese olor era suyo…

Pero aun reconociéndolo no podía para de gritar por el dolor que volvía con intensidad, sintió como las orbitas de sus ojos se salían de sus cuencas, tenia la garganta en carne viva por los gritos, y sus brazos aun tenían energías, porque forcejeaban con Jacob… pero porque? Porque ella estaba intentando golpearlo y alejarlo de ella.

- ¡DEJAME! ¡SUELTAME!!

La puerta de la habitación estaba a punto de caer por los golpes de alguien, alguien quería entrar por la fuerza.

- ¡¡¡NO ME TOQUES MALDICION!! DUELE!!!

Pero Jacob insistía en sujetarla… Luchaba contra ella a muerte, Renesmee le asesto un golpe en la cara con el puño cerrado, pero Jake no se aminoro por ello, aun la tenia bien agarrada…no, no la estaba sujetando, la estaba… ¿abrazando?, si eso, la abrazaba y la besaba.

- Perdóname…- decía muy asustado Jacob.

- ¡NO ME TOQUES! ¡NO!

- Lo siento tanto…

- ¡¿QUE HACES?! ¡ME HACES SUFRIR!

- Lo siento… tanto.

La inconciencia se apodero de ella.


Todavía en el hospital Renesmee despertó nuevamente y vio a Jacob con los ojos rojos y ojeras, estaba pálido y no apartaba un ojo de su rostro.

Apenas ella lo miro comenzó a llorar, quería que la consolaran, porque a pesar de que el dolor no era tan atroz como la primera vez que despertó aun le dolía como los mil demonios.

Jacob la apretó más contra ella para reconfortarla, pero aquello solo avivo más dolor.

- Déjame… déjame sola.

- Oh Renesmee – a Jacob una lágrima le rodó por su mejilla. – mi preciosa, no puedo hacer eso.

Renesmee sentía como su piel ardía allá donde Jake la tocaba, era insoportable, su presencia, era insoportable.

- ¿Porque? – le pregunto con ira.

- Porque estoy sanándote.

Aquella confesión la dejo muda, y una serie de preguntas se agolparon en su cabeza, ¿Cómo era aquello posible?.

- Soy un… Sanador, ¿recuerdas?, encontré la manera de cuidar de ti.

Lo dijo no muy seguro de si mismo.

Y entonces el lado desconfiado de ella salio a flote.

- ¿Como sabes que no estas asesinándome? – pregunto con voz débil.

Jacob palideció aun más.

- Eso… no lo se. – contesto con profunda tristeza y amarga mirada.

- Entonces déjame ir. – le pidió con tuda su alma, pero cuando vio la luz infranqueable que de repente desprendía la mirada de Jake supo que estaba perdida la batalla.

- No puedo.- fue lo ultimo que oyó de sus labios, pues lo siguiente que supo era que lo golpeaba con todas sus fuerzas, sus brazos eran cárceles, esos brazos que en un pasado la abrazaban para protegerla ahora lo hacían para dañarla, no, no podía desconfiar así de Jacob, porque él seguía siendo su Jacob, él solo estaba haciendo lo que creía que estaba bien, él no le hacia daño por placer, sino porque creía que la estaba salvando.


______________________________________________________________________________


Renesmee salio del hospital corriendo, corría tanto  que quería volar por el cielo como un ave, su madre estallando de risa y felicidad la dejo partir no sin antes hacerla jurar que se cuidaría.

No podía creer que estuviera sana, que tuviera de nuevo energías, que estuviera llena de vida, su abuelo le había dicho que era un milagro, la enfermedad había desaparecido.

Su familia y sus amigos habían quedado en shock ante la noticia, al igual que ella, y luego habían desbordado alegría y felicidad.

Había tenido que pasar dos días más en observación, para comprobar con certeza que el Cáncer se había ido.

Todo era casi perfecto, solo faltaba Jacob.                                      

-¿Donde demonios esta? - ¡Jacob debería estar allí besándola y abrazándola!, pensó, y luego recordó los momentos de dolor que había vivido en la habitación, allí estaba el, pero debía haber sido un sueno, aquello parecía muy irreal.

- No tengo idea cariño, hace dos días  vino y no pudieron abrir la puerta de tu habitación,  esa mañana me informaron que Jacob había pasado la noche contigo y luego se había ido disparado de aquí.- Le informo su padre mientras la abrazaba. Ahora parecía que su relación con su padre había mejorado muchísimo, Renesmee sentía que era mas fácil hablar con el, ya que el se había enterado de todo y la policía también debido a la confesión de James antes de fallecer en la cárcel, Edward no parecía juzgarla por su etapa de drogadicta y las malas decisiones que había tomado  en el pasado. A Renesmee le gustaba todo de aquella forma. Antes no soportaba que nadie mas la tocara, excepto Jacob, ahora parecía necesitar que todas aquellas personas que amaba la abrazaran continuamente, quería dar amor, todo ese amor que había dejado que se convirtiera en rencor, todo ese amor reprimido quería darlo en grandes cantidades.

- Perdóname papa, te amo, perdóname.- le rogó.- Prometo no volver a hacerles daño de esta manera a ti y a mamá. Nunca pretendí esto, es solo que temía…

-Sssh, yo también lo siento cariño, fui un tonto, yo también tenia miedo – le aseguro acariciándole el pelo- Perdóname tu también pequeña.- su ronca voz la arrullaba.

- Si, siempre.

Ahora se encontraba corriendo por las calles y gritando como una desquiciada, mientras la gente la miraba alarmada.

- ¡Soy feliz! - le grito sin parar de correr a una viejecilla que estaba sentada en la terraza de un café. La mujer la miro con cariño y le lanzo una bendición.

Se dirigía a casa de Jacob, a quien había llamado a su celular, pero lo tenía apagado. ¡Dios! Quería abrazarlo, quería besarlo y hacerle el amor hasta que se hartara de ella, no lo dejaría nunca, pasara lo que pasara, no importaba que, lo amaría como una loca.

Al llegar al departamento se encontró con Mía. Con sus cabellos sueltos y en pijama.

- Vaya vaya, pero si es la zorra, pensé que a estas alturas ya estabas muerta.- le dijo la mujer mirándola con intenso odio.

- ¿María?- "las cosas se complican de nuevo" pensó Renesmee recordando la ultima vez que la vio. Renesmee paseo su mirada por sus ropas, tenia un pijama que consistía en un pantalón de algodón gris y camiseta negra. Aquella visión realmente dolía, Renesmee podía recordar como ella solía amanecer muy feliz en aquel departamento también en pijama. A Mía la camiseta le quedaba demasiado grande, y Renesmee intuyo que era de Jake, otra punzada de dolor para su corazón.

- Señora Black para ti.- detrás de ella se oía el llanto de un niño. “Ah si” pensó Renesmee, “el hijo que tenían ella y Jake”- ¿Que quieres?

- A Jacob por supuesto.- dijo con seguridad, no se iba a dejar apabullar, pasara lo que pasara debía pedir una explicación a Jacob y ella comprendería quien era en realidad aquella mujer en su vida, que posición le daría y que significaba tenerla ahora tan cerca.

- El no...

-Renesmee- detrás de ella pudo escuchar su masculina y hermosa voz.

Cuando se volteo para mirarlo pudo ver que un pálido y enfermizo Jacob la miraba con sorpresa y satisfacción.

- Jake! - ella corrió hacia el con ansiedad, y cuando lo alcanzo, lo abrazo con amor, el le respondió con un calido abrazo- mi amor- le susurro solo para que el lo escuchara.

- Estas bien- dijo Jake, en su rostro se reflejaba la paz que le hacia sentir el bienestar de Renesmee.- Estas bien.

- Como te atreves!- el breve momento de felicidad se vio interrumpido por la ira de Mía.

Jacob se tenso, y puso distancia entre Renesmee y el.

- Dile Jacob, dile que estas ahora conmigo y nuestro hijo. – vocifero con cruel satisfacción Mía.

Renesmee miro a Jacob con perspicacia y espero.

- ¿Puedes dejarnos solos por favor? – le pidió Jake a Mía.

- ¡Pero…! – comenzó a protestar la mujer.

- Déjanos. – hablo con determinación Jacob mirándola amenazadoramente. Mía miro a Renesmee con maldad y entro al departamento como si fuera la señora de la casa.

Se miraron con intensidad, Jacob queriéndole decir tantas cosas.

- Jake ¿porque estas tan enfermo?- Jacob tenso el rostro -¿Y que hace esa mujer aquí? – pregunto arricondandolo con sus ojos marrones.

- María es… es mi esposa. – Renesmee se congelo. Lo miro con el corazón en la boca, intento respirar con normalidad pero no podía.

Trago en seco.

- Explícamelo. – Jacob abrió la boca para comenzar a hablar pero ella lo interrumpió. – sin mentiras, si me mientes lo sabre. – lo miro con gravedad.

- Me case con ella hace años, creí que había perdido a nuestro bebé, pero… - Jacob parecía confundido, en realidad se veía muy enfermo y muy confundido.

- ¿Como es eso del bebé? – pregunto ella, la paciencia se le estaba acabando, tenia ganas de gritar de rabia como loca, pero si tomaba esa actitud no resolvería nada.

- Estuvo embarazada, se callo por las escaleras, y yo creí… creí… - un nudo en la garganta se le atravesó, a Renesmee le dolía verlo así, no entendía nada.

- ¿Creíste?

- Si, creí que había muerto nuestro hijo, yo… yo lo sostuve entre mis brazos, estaba muerto – le contó con desesperación, él parecía necesitar que ella entendiera su confusión. - pero Mía dice que no, y ahora el niño esta aquí, con ella. – y de repente una pequeña luz de felicidad se encendió en sus ojos. – ¿Puedes creerlo? Ian esta vivo, y esta conmigo.

- Jacob. – Renesmee le hablo con delicadeza, aquel tema de su hijo parecía hacerlo sufrir bastante. – ¿estas seguro de…?

- Mía dice que me engañaron en el hospital, y nos mostraron a un niño que no era el nuestro, hasta que ella lo encontró después de que nos separamos… El niño tiene la misma edad que tendría Ian actualmente, no se parece a mi pero es idéntico a María, así que…- Jacob seguía confundido, parecía que intentaba autoconvencerse de la veracidad de lo que decía Mía y Renesmee pensó que en aquella historia algo no cuadraba. – ¿comprendes? – de repente estaba de nuevo afligido. – ¿comprendes que ya no podemos estar juntos?

¡¿Que?! Aquella ultima frase la pillo de sorpresa.

- ¡Un momento! – aquello no iba por buen camino. – ¿que tiene que ver la aparición de Ian con nuestra relación?, ¿acaso piensas volver con esa mujer?

-  Si. – Jacob ahora parecía una roca fría, y Renesmee sintió que se desvanecía.

- ¡Y una mierda! – lo miro agrandando los ojos, algo le decía que él le estaba diciendo esas cosas para que ella lo odiara y se alejara de él, pero, ¿porque? – ¡maldito seas!

- Renesmee… lo siento.

- ¡Y yo lo siento mas que tu! – la incredulidad le abrumo- ¿Acaso ya no me amas?

El no respondió.

- ¿O es que acaso cambias de sentimientos como cambias de calzones?

Ese rostro estoico la estaba matando. Ella comenzó a temblar.

- ¿Cuanto tiempo ha estado ella aquí?

- Llego ayer.

-  ¿Por qué la dejaste?

- Yo…¿que?

- Te pregunte que porque se separaron. Ustedes, ¿por qué?

- Porque ella… ¿a que viene todo esto?

- ¡Responde Jacob Black!

- Porque estaba paranoica, y ella no quería recibir ayuda profesional. – dijo algo nervioso.

- Osea que esta loca – concluyo Renesmee. – ¿y confías realmente en ella?

- Renesmee, todo ha cambiado, no importa si Mía esta loca o no, lo que realmente importa es que mi hijo esta aquí, y debo cuidar de él.

- ¿Y porque debes dejarme para hacerlo? ¿Es necesario? ¿O acaso es porque crees que no voy a amarlo tanto como tu?

- ¡NO! Te dejo porque voy a enfermar y no quiero hacerte daño. - pensó Jacob, pero no se atrevía a decirlo en voz alta - No podemos… - Jacob ya no sabia que excusa darle para justificar su separación, no quería que lo viera enfermar, seria un golpe muy duro para ella tener que ver como un ser amado moría. Pero Jacob estaba desconcertado, esta Renesmee que tenia al frente era otra, no se dejaba apabullar fácilmente, ya no era desconfiada, estaba luchando por lo que quería.

- Te amo Jacob, déjame estar contigo, déjame amarte, estoy viva por un milagro y quiero vivir este milagro contigo.  – sus ojos estaba húmedos ahora, y Jacob se estaba desgarrando, realmente no quería romperle el corazón. 

Un grito aterrorizado los interrumpió. Renesmee se asusto y entro al departamento corriendo detrás de Jacob.

- ¡Jacob! – María llamo. – ¡Jacob es Ian!

- ¿Que le ocurre? – pregunto asustado mientras entraba precipitadamente a su propia habitación.

- Tiene mucha fiebre de nuevo. – dijo Mía con un hilo de voz. El bebé estaba en el centro de la cama agitando sus puñitos mientras lloraba.

- ¿Como? – Jacob se acerco al bebe quien lloraba por el malestar, lo cargo para tocarle una tierna mejilla sonrosada, y era cierto, estaba muy caliente.- pensé que con las medicinas que le di anoche la fiebre había desaparecido.


Repentinamente el teléfono de la casa comenzó a sonar, pero todos lo ignoraron.

Renesmee no sabia que hacer, quería ayudar, pero realmente se sentirá fuera de lugar. Se le encogió el corazón al ver como cuidaba del bebé con tanto ahínco, debía de haber sufrido mucho con la desaparición de su hijo, podía ver como en él estaba comenzando a formarse ese brillo tan inconfundible cuando conectaba emocionalmente con alguien, sabia como era, porque había sucedido con ella misma.

- Debo llevarlo al hospital.- anunció Jacob.

- ¡No!

- ¡Basta Mía! Anoche me encargue yo mismo del niño, pero no funciono, así que ahora lo llevare al hospital.

Mía y Jacob comenzaron a discutir, mientras Jacob le ordenaba que recogiera las cosas necesarias para salir al hospital, María no quería llevar al niño a ningún lado, pero Jacob amenazo con irse solo. El teléfono seguía sonando.
                                                           
Renesmee decidió salir de la habitación, aquel ya no era su sitio ni ese era su Jacob, el que le daba cabida en todos los aspectos de su vida, este Jacob le estaba dejando muy en claro con sus acciones que ya no la necesitaba. Renesmee sintió fuertes deseos de huir, de escapar, quería ser fuerte y enfrentar las barreras que se interponían entre ella y Jacob, pero no veía como.

Ya se estaba acercando a la puerta de la habitación para salir cuando Jacob volteo a mirarla con algo de dolor en sus ojos, ¿se estaba despidiendo?
                     
- Maldito seas Jacob, ¿porque nos haces esto?- le susurro con rabia al aire mientras las lagrimas rodaban por sus mejillas.

El teléfono volvió a sonar.

Renesmee salio llorando de la habitación con ganas de patear algo, de insultar a alguien, y el maldito teléfono seguía sonando. Lo miro y quiso destruirlo.

En cambio, se acerco al teléfono pero enseguida se detuvo a pensar, ¿realmente le haría un favor a Jacob después de que le había pateado el culo?, aahhh por su puesto, era una idiota enamorada hasta las trancas, ella felizmente se dejaría patear el culo por él mil veces y aun así seguiría buscándolo, ¿pero por qué seguía ella en esa jodida casa? ¡Sal de allí demonios!!

En lugar de salir contesto el teléfono.
                                                              
- ¿Quién habla? – su voz sonaba ronca y sombría por las lagrimas.

- ¿Jacob?

- No, él esta ocupado, ¿quiere dejar algún mensaje?

- No, quiero hablar con Jacob, por favor, es una emergencia. – insistió la mujer.

- Lo siento, pero él también tiene una emergencia. No podrá atenderla. – Renesmee estaba a punto de colgar.

- Se lo ruego - sollozo la mujer, ante aquel sollozo Renesmee se tenso y presto más atención a la mujer. – dígale que le habla Cristina, la hermana de María.

- ¿La hermana…? - dijo sin comprender.

- Si, por favor, es una emergencia, no miento. – la mujer hablaba con rapidez.

- Ah… uh, espere por favor. – Renesmee no quería volver a la habitación, pero se armo de valor y fue hasta allí.

María y Jacob seguían discutiendo.

- Jacob – llamo ella. – Te llaman por teléfono.

- Ahora no Renesmee.

- Dice que es una emergencia.- Cuando Jacob la miro con sarcasmo ella se apresuro a decir.- ya se que estas en una emergencia también pero, la mujer esta llorando y dice que es… que es hermana de María, una tal Cristina.

- ¿¿¡¡Cristina!!?? – se sobresalto María, enseguida salio volando a la sala para atender la llamada.

Jacob salio justo para verla colgar la llamada, se veía muy asustada.

- ¿Que ocurre? – pregunto Jacob.

- Nada, vámonos.- término ella. Pero Jacob no estaba conforme.

- ¿Que te dijo Cristina?

- ¡Nada!- pero ese nada sonaba totalmente nervioso, incluso ella se alisaba el cabello nerviosamente.

- Renesmee ¿podrías por favor? – le entrego al bebé y Renesmee lo sostuvo con mucho cuidado.

Jacob se acerco al teléfono para hacer una re-llamada, cuando este volvió a sonar.

- ¡¡No atiendas!!- se lanzo hacia él como una fiera.

- ¡Basta María! ¡Cálmate! – termino gritándole.

- Si atiendes esa llamada ¡no volverás a verme ni a Ian ni ami nunca más!
                                                  
- ¿Qué me estas ocultando?

- ¡Te lo advierto Jacob!

Jacob con una rapidez que desconcertó a María atendió el teléfono.

- ¿Hola?       

-¿Hola? ¿Jacob?!- una voz conocida inundo el auricular.

- ¿Cristina?- contesto Jacob incrédulo, realmente era la hermana de Mía. - ¿como estas? ¡Vaya! Ha pasado tanto tiempo.

Mía miro con ira a Jacob y repentinamente corrió en dirección a Renesmee para quitarle al niño y huir. Renesmee adivino sus intenciones antes de que pudiera alcanzarla así que corrió a la habitación de Jacob y se encerró con el bebé aun llorando.

- ¡¡Dame a mi hijo perra!! ¡¡Devuélvemelo!!- desesperada golpeaba la puerta empujándola hasta mas no poder para abrirla, pero sus esfuerzos eran inútiles, la puerta estaba totalmente cerrada, impenetrable para ella.

Jacob observo a Renesmee esconderse de María y la amo mas por eso, ella cuidaba del pequeño como si fuera parte de ella, Jacob aprovecho la distracción y corrió a la puerta para  cerrarla con llave, no la dejaría escapar.

- Si ha pasado mucho tiempo. – le dijo Cristina inocente de lo que estaba ocurriendo alrededor de Jacob mientras le hablaba. -Oh Jacob no puedo decirte que estoy bien porque...

Cristina había empezado a llorar con desesperación.

- Cristina ¿que ocurre?, ¿porque lloras?, ¿Tiene que ver con María?- pregunto Jacob tensándose.

Mía corrió hacia Jacob para arrebatarle el teléfono, pero él era muchísimo mas grande y mas fuerte que ella, no tenia ninguna oportunidad contra él. Así que entre la puerta cerrada donde se encontraba Renesmee con el bebe, la imposibilad de escaparse y Jacob a punto de enterarse de todo se echo en el piso a llorar con desesperación.

- ¿La has visto? Por favor, ¡necesito saber donde esta!, ¿esta contigo Jacob? - Jacob podía oír más voces desesperadas en la línea, parecía que Cristina no estaba sola.

- Si, esta conmigo, se esta quedando en mi departamento, llego con... con...- iba a decir con Ian, pero algo dentro de el se quedo atascado.

- ¿Con un niño?, ¿lleva a un niño con ella? - su voz sonaba mas desesperada aun.

- Si, carga un bebe, dice que es... - un silencio se instalo en la línea.

- ¿Dice que es Ian? - Cristina hablaba ahora con determinación. Y sin titubeos le dijo.- Jacob, ¡ese no es Ian! Es mi hijo Samuel, ¡Mía esta loca!, Ha raptado a mi pequeño, por favor, no dejes que escape, mi esposo y yo iremos inmediatamente para allá.

Jacob no estaba seguro de haber escuchado bien, ¿que había dicho Cristina?.

- ¿Pero como...? – Jacob se estaba negando a creerle- no tenias hijos cuando deje a Mía, cuando me despedí de ti, no…- la pregunta se quedo atascada en su garganta.

- Jacob, cuando concebí a Samuel tú aun estabas con Mía, y yo no tenia idea de que estaba embarazada, Samuel es solo 9 meses menor que Ian, ¡oh Jacob! Lo siento tanto, esto es tan horrible.

-Yo… me siento profundamente herido. – susurro Jacob con dolor, en la línea escucho un sollozo muy conocido, no era de Cristina.

- Prométeme que no la dejaras ir, ¡por favor Jake! Te lo ruego, estoy tan desesperada desde que Mía desapareció con mi Samuel, prométeme que... – el llanto le impidió a Cristina hablar.

- Lo prometo- dijo aun conmocionado.- Cristina debes saber... debes saber que iremos al hospital- le dijo algo abrumado.

- ¿Que has dicho?, ¿Al hospital?- mas voces alarmadas se escucharon a través de la línea.- ¿que le ha pasado a mi bebe?

- Tiene mucha fiebre, cuando llegue hoy al departamento niño ya estaba mal, lo llevare al hospital.

Jacob pudo oír como Cristina paso la información al resto de las personas con las que se encontraba.

- ¡Oh dios mío! Iremos para allá, dame la dirección por favor.

Jacob estaba tan sorprendido que no se dio cuenta de que Cristina ya había colgado, ni recordaba que había sido lo ultimo que le había dicho, solo pudo girar el rostro hacia María, quien estaba aun en el suelo y preguntarse en que clase de locura se estaba convirtiendo su vida.

- ¡Jacob he llamado a la policía! – le grito Renesmee desde el otro lado de la puerta aun cerrada. Jacob comprendió que no se lo había imaginado, quien había sollozado de dolor mientras hablaba con Cristina había sido Renesmee, había oído toda la conversación desde el teléfono que Jacob tenia en su habitación.
                                                                                    
- ¡Me has mentido! – le susurro con furia a María, mientras la miraba con desprecio.
____________________________________________________________________________


El próximo capitulo será el final!, iba a escribirlo en este mismo pero, el capitulo se haría demasiado largo, y no podría desarrollarlo como quisiera. Bueno chic@s espero poder ponerme a ello pronto!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Imprimate aqui!