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Hola! este blog esta creado para todas aquellas personas que como yo, adoran leer hasta madrugar con la compañia de un café con leche, bienvenidos al lugar donde le doy rienda suelta a las locuras e incoherencias que habitan en mi cerebro, las compartire con ustedes para que se contagien y le pongan a sus vidas un toque de excentricidad. Les advierto que el contenido de este blog posee escenas sexuales y lenguaje del mismo índole. Asi que estan advertidos queridos lectores.




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domingo, 9 de octubre de 2011

Placeres Oscuros: Capitulo 7: Quédate conmigo.




Placeres Oscuros

Los personajes no me perteneces, son de Stephenie Meyer, pero la trama es de mi invención.

Él es el Rey de su raza, y no desea ser atado a nadie, esta dispuesto a asesinar para conservar su libertad, pero inevitablemente se verá atado a ella mediante una fuerte conexión que atenta contra sus propias leyes, y contra su rebelde alma. Que hará? Podrá asesinar a aquella mujer que amenaza con destruir su independencia? Que incluso amenaza con acabar con su reino?

Capitulo 7: Quédate conmigo.

-¿Porque no te marchas? Puedo hacer esto sola – dijo exasperada Reneesme mientras cojeaba por una estrecha calle llena de vendedores de verduras, panes, harinas, entre otros.

-¿De verdad sigues creyendo que te dejaré sola? – Jacob rodó los ojos, mientras trataba de avanzar con normalidad por la calle.

-¡Deberías tener un poco de compasión! ¿Crees que me gusta ser el centro de atracción? ¡La gente no me deja caminar bien!  - decía ella totalmente irritada.

Habían salido de la taberna con la finalidad de hacer algunas compras para comer, sin embargo, al poner un pie en la calle, Jacob fue asediado una vez mas por una multitud de personas que no paraban de adularlo. A Reneesme aquello la estaba sacando de quicio, no soportaba los gritos, empujones, llantos.

Toda su vida había pasado desapercibida entre la mayoría de la gente, aunque nunca faltaba un pervertido que le ofreciera trabajar como prostituta en el pueblo, o le ofrecían dinero a cambio de su cuerpo, a lo que ella obviamente rechazaba, podría ser pobre, pero tenia dignidad, y la necesidad no le había llegado a tal extremo como para venderse. El pasar desapercibida era algo que le parecía cómodo, y muy útil, pero con Jacob pegado a su espalda, vigilante a cualquier movimiento que ella hiciera, con sus guardias cuidando el entorno para evitar cualquier accidente, o posible ataque de algún enemigo, la gente gritando, tratando de llamar la atención del Rey, tratando de saber quien era ella, esa mujer que el Rey protegía, todo le parecía perturbante, desesperante, quería correr lejos de todo el mundo, estaba comenzando a marearse por el calor y el ajetreo de la gente.

-¿Quién es la acompañante del Rey? – le preguntaba un hombre que iba vestido con un chaleco de cuero marrón raído, camisa verde y pantalones grises, era maduro y delgado, tenia un pergamino extendido sobre una tabla mediana, y un carboncillo en la mano. A Reneesme la cara del hombre se le pareció al de un caballo, mientras ella caminaba entre la abarrotada calle, él la iba persiguiendo como podía. Al instante otro grupo de 4 personas con pergamino y carboncillo en mano la persiguieron para escuchar lo que ella tenia que decir.

Reneesme no quería contestar, ya era suficiente con la gente que la mirara con curiosidad, quizás el Rey nunca se había exhibido de esa manera con una mujer, pensó ella con esperanza.

-¿Cual es tu nombre muchacha? – insistía el hombre, Jacob lo miro con advertencia.

-Déjala en paz – le gruño.

-Lo siento su majestad - se disculpo con una reverencia, pero no se alejo, ni tampoco el grupo de los 4, todos apoyaron el carboncillo sobre el pergamino y comenzaron a dibujar el rostro de Reneesme, ella los miro alarmada y cojeó mas rápido para alejarse de ellos, pero era imposible con la gente interrumpiéndole el paso.

-Por favor… - pedía exasperada, mientras veía a Jacob tratando de alcanzarla, pues era él quien más tropiezos tenía con la gente. – déjenme pasar…

Al fin pudo salir del meollo y caminar con mas normalidad por la calle, había logrado deshacerse de la multitud curiosa y de Jacob, ahora respiraba mejor, dio pasos apresurados parta llegar a un pequeño puesto de frutas y vegetales, que era atendido por un joven risueño, de cabellos rubios.

-¡Reneesme! ¡tiempo sin verte! – el joven le regalo una espectacular sonrisa y una mirada brillante.

- ¡Manuel! – le devolvió la sonrisa – me alegro de verte, he estado un poco ocupada.

- ¿Tanto como para no visitar a tus amigos? – le frunció el seño juguetonamente.

-Lo siento mucho – le dijo con un poco de pena.

-Nah, no te preocupes, entiendo, debes estar trabajando duro, para salir adelante, ¿no es así? – ella le sonrió con cariño. – oye, ¿hay mucho alboroto en el pueblo por la llegada del Rey verdad? – comento él mirando tras ella la multitud.

Reneesme se puso un poco nerviosa por el comentario. No quería que la gente supiera que ella iba con el Rey, no porque se avergonzara de él, eso jamás podría ocurrir, pero no quería responder mas preguntas, quería paz aunque fuere por un rato.

- Si… como que si hay mucho alboroto – susurro mirando a otro lado – oye vengo a pedirte un favor Manuel…

Manuel se quedo mirándole con ojitos risueños, le hizo un ademán con la mano, como diciendo “”lo que desees preciosa”.

- Yo… - decía Reneesme, pero dejo de hablar cuando vio como Manuel miraba con asombro algo o alguien que se encontraba a sus espaldas. Ella supo instantáneamente quien era.

- ¿Que favor le pedirás Reneesme? – oyó una voz profunda detrás de ella. Era de Jacob.

- No te importa – le contesto rápidamente y sin voltear a mirarlo, Manuel la miro con incredulidad. – Manuel por favor, serias tan amable de prestarme algunos alimentos? Prometo pagarlos en cuanto consiga un empleo. – susurro con un poco de vergüenza. – se que he abusado mucho de ti con esto, pero sabes que soy buena paga, esta vez no será diferente. – le prometió.

- No te preocupes cariño – le dijo él guiñándole un ojo con picardía, enseguida escucho un gruñido detrás de ella. Nuevamente era Jacob, que ahora casi podía sentir las rápidas palpitaciones de su corazón, de lo cerca que estaba de ella.

Manuel pareció sentir que estaba en peligro, Reneesme no sabia que cara tenia Jacob como para que Manuel repentinamente adoptara un semblante nervioso, pero ella se negaba a voltear a verlo, no merecía que lo hiciera.

- ¡Gracias Manu! Eres un amor – Ooooookkkeeeeeyyyy, ahora si Manuel estaba aterrorizado, apenas ella había terminado de pronunciar la palabra “amor”, el chico había comenzado a palidecer mientras miraba con pánico a Jacob.

Reneesme se volteo molesta y comprobó lo que su mente ya había deducido. Jacob estaba en posición amenazante, con el torso echado hacia delante como si estuviera a punto de atacar, con los puños cerrados mientras le mostraba los dientes en un gruñido feroz y con la mirada envenenada.

-¿Podrías dejar de amenazar a mi amigo? – le reclamo enojada – ¡lo estas asustando!

-Esa es la idea – le gruño a ella.

-¡A mi no me gruñas! ¡Se mas respetuoso por favor! – y le dio una palmada en el pecho para llamar su atención, pero era innecesario porque él tenia toda su atención en ella, aunque no la mirara a la cara, pues sus ojos los tenia clavados en el muchacho al que ella había llamado “amor”, no quería ningún tipo de acercamiento entre ellos.

Jacob no quería hacerla enojar más, así que relajo su cuerpo y dejo de gruñir, pero no se alejo ni un centímetro de ella.

- Mejor – valoro ella suspirando de cansancio.

Manuel los miraba todavía más incrédulo, no podía creer lo que estaba viendo, se preguntaba ¿Cómo es que una plebeya como Reneesme mangoneaba al Rey sin recibir ningún castigo? Y lo mas ilógico de todo ¿Cómo es que el Rey se dejaba mangonear por ella?.

- Aaah… Manuel ¿podrías…? – comenzó a decir ella para llamar su atención, pues Manuel no dejaba de ver a Jacob con terror e incredulidad.

- Aaah… Claro, ¡claro! – y empezó a meter todo lo que ella le pedía en bolsas de tela. Cuando termino ella le sonreía muy complacida.

- Gracias Manuel, prometo pagarte pronto, ya veras que no pasara mucho tiempo – y le palmeo la mano en señal de agradecimiento. Jacob sintió como el cuerpo se le revolucionaba una vez mas, los celos se lo estaban comiendo vivo, nadie era digno de ser tocado por ella, odiaba ver como era tan amorosa con ese tipo cuando a él lo rechazaba, ¡y peor! ¡Al tipo le gustaba como Reneesme lo trataba!… Maldición.

-  Bien, bien, basta de agradecimientos, tenemos que volver Reneesme, hace calor y hay mucha gente en la calle, vámonos – le dijo para apremiarla, ella se volteo a mirarlo con antipatía.

- ¡Por culpa tuya! Por supuesto – le aclaro.

- Yo no tengo la culpa de que haga tanto calor – respondió Jacob inocentemente mirando hacia el cielo y haciéndose sobra sobre los ojos con la mano.

Ella lo miro exasperada y rodó los ojos, se despidió de Manuel y comenzó a andar. Jacob aprovecho para voltearse a mirar a Manuel una última vez con odio y hacerle una señal señalándose los ojos, para que entendiera que lo estaría vigilando. Manuel palideció una vez mas, mientras Jacob se acercaba a sus guardias para darles instrucciones.

- Págale al chico todo lo que le deba Reneesme – saco una bolsita de cuero negro con monedas de oro y se lo entrego a Sam, este asintió para hacerle saber a su Rey que entendía la orden.

Jacob camino rápidamente alejándose de los guardias, para alcanzar a Reneesme.
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- ¿Que ocurre? – preguntó Jacob cuando notó la molestia en Reneesme. – ¿aun estas molesta conmigo?

Ella lo miro de mala gana mientras depositaba en la mesa los ingredientes que necesitaba para hacer la sopa que planeaba cocinar.

- Siempre haces que me moleste, estoy comenzando a pensar que te gusta que me enoje contigo – respondió.

Jacob la miro divertido.

- Me gustara siempre y cuando halla una buena reconciliación. – ella murmuro un “imbecil”, pero no pudo esconder el fuerte sonrojo que atravesó sus mejillas.

Jacob se puso serio de repente, mientras la observaba pelar con un cuchillo los vegetales.

- Reneesme – le llamo él.

- ¿Que? – preguntó ella concentrada en lo que hacia.

- ¿Nunca has pensado en buscar a tus padres? – Jacob esperaba que ella no lo insultara por meterse en sus asuntos personales, la miro atentamente y pudo ver que la pregunta la había tomado por sorpresa, pero ella se recompuso rápidamente.

Reneesme seguía pelando las papas que tenia en la mesa, y aun no respondía a la pregunta, parecía meditar la respuesta. Jacob pensó por un momento que no contestaría.

- Lo  hice – dijo sin dejar de hacer su labor, Jacob no dijo nada, quería oírla. – pero me canse.

-¿Por que? – él se acerco un poco a la espalda de ella.

- En el orfanato nunca me dijeron como había llegado allí, nadie lo sabia, o nunca quisieron decírmelo – respiro hondo – lo cierto es que había una monja que estaba convencida que mis padres me habían abandonado porque era coja. – a pesar de que su semblante era tranquilo sujetaba el cuchillo con tanta fuerza que sus nudillos estaban blancos. – y nunca dudo en repetirlo frente a mis compañeros en mi presencia.

Jacob la miraba sorprendido, sabia que había personas crueles en el mundo, pero nunca pensó que la crueldad se disfrazara de monja, estaba indignado.

- Nunca le creí, y para consolarme pensaba que quizás alguien malvado y sin conciencia me había robado para alejarme de ellos – los ojos de Reneesme estaban un poco húmedos, pero la rectitud de su cuerpo le decía a Jacob que no quería compasión. – sin embargo pasaron los años, viaje a algunos pueblos cercanos a este para preguntar sobre alguna familia que hubiera padecido la perdida de una hija que en el presente tuviera mi edad y mis características, pero fueron muy pocas las que encontré, y físicamente muy diferentes a mi, era como buscar una aguja en un pajar, así que decidí regresar cuando me di cuenta que el dinero ya no me alcanzaba.

- Tampoco oí nunca a nadie hablar sobre alguna familia que buscara una niña perdida, así que llegue a la conclusión de que quizás estuvieran muertos. – ella frunció el ceño con dolor – o quizás la monja tenia razón, y mis padres se avergonzaban de tener una hija coja.

- No digas eso – le interrumpió Jacob acercándose mas a ella, la tomo de la cintura y la giro hacia él -  ¿no has pensado en que si te buscan, pero como tú, no han tenido la suerte de encontrarte? – termino acariciándole la mejilla.

- Prefiero olvidarme de eso, no quiero ilusionarme – desvío la mirada al suelo, las lagrimas querían salir pero ella no quería mostrar su lado débil en ese momento. – mientras menos lo piense, menos daño me hará.

- No seas pesimista – le sonrío girándole suavemente el rostro para que lo mirara. – ¿quieres que los busque?

La pregunta la dejo aturdida, ¿que había preguntado?

-Reneesme, ¿quieres que busque a tus padres? – repitió acercando sus labios a su frente.

- ¿Harías eso por mi? – pregunto mirándole directo a los ojos.

- Si te hace feliz, si – dijo con seguridad.

Ella no podía creer lo que aquel hombre había dicho.
- Gracias…- dijo dejando porfin que una lagrima saliera de sus ojos.

- Te lo debo – estaba muriéndose de las ganas por besarla.

Ella pareció notarlo porque enseguida dio un paso atrás para alejarse de él, Jacob la miro un poco decepcionado.

- No me debes nada – le aclaro. Y siguió con su labor.

Quizás ella no estaba preparada aun para perdonarlo.

Al cabo de unos minutos Jacob decidió que seria adecuado ayudarla a cocinar, pero a Reneesme no le pareció buena idea.

- ¿Por que no puedo ayudarte?

- Porque me entorpeces, solo siéntate en tú cama y déjame trabajar. – le rogó. Jacob se rindió e hizo lo que ella le pidió.

No era cierto lo que había dicho Reneesme, él no le entorpecía, sin embargo si la desconcentraba, cada vez que él se movía para tomar un cuchillo, o alcanzar algún ingrediente que necesitaba ser pelado, lo hacia tan cerca de ella que terminaban rozándose, Reneesme se había estremecido cada vez que él le tomaba la mano para quitarle algún instrumento de cocina y poder utilizarlo él, o cuando necesitaba desplazarse, rozaba su abdomen en su espalda, o inventaba cualquier excusa para tocar sus caderas y apartarla de algún sitio que él quería ocupar. Todo aquello la estaba volviendo loca, y él sabia que era así.

- Bien, me quedare aquí – dijo levantando las manos en son de rendimiento.

Cuando ella termino de hacer la sopa, Jacob ya la elogiaba por el exquisito olor que envolvía la habitación. Sirvió dos platos y se sentaron en la mesa a comer.

- ¡Espera! – evito que se llevara la primera cucharada de sopa a la boca.

- ¿Que? – pregunto alarmado.

- ¿No harás las oraciones para agradecer por los alimentos?

Jacob la miraba extrañado.

- No acostumbro a hacerlo.

- Pues hoy comenzaras.

Reneesme… - comenzó él, pero ella ya había unido sus pequeñas manos y cerrado los ojos, hablando en voz alta.

- Señor, gracias por permitir que hoy estos alimentos hallan llegado a esta mesa, te pido por favor que así como hoy nos alimentas a nosotros, también lo hagas con las personas que menos recursos tienen, también le doy gracias al intermediario que me has enviado para que no faltara en esta mesa la comida – y abrió los ojos mirando directamente a Jacob – gracias Jacob.

Él frunció el entrecejo confundido.

- ¿Por que?

- Porque eres ese intermediario.

- ¿Yo?

Ella lo miro exasperada.

- ¡No te hagas! Ya se que fuiste tú quien pago la comida – lo miro y rodó los ojos.

- Pero… ¿como supiste? – ella no respondió.

- Amen – termino la oración ella, y él hizo lo mismo.

- ¿Porque lo permitiste?

Ella medito la respuesta mientras saboreaba la sopa.

- ¿Qué iba a hacer?, nada de lo que te dijera te haría cambiar de opinión, eres muy terco – ella lo conocía mas de lo que él sabia – además prefiero deberte dinero a ti – contesto con seguridad.

Jacob rió un poco.

- No puedo creer que lo supieras – dijo divertido.

- Te lo merecías – le sonrío un poco – lo tomare como parte de tus disculpas hacia mi.

- Gracias madame – dijo comenzando a carcajearse.

- Te lo pagaré Jacob, no creas que dejaré que me mantengas, no soy una inútil – dijo frunciendo los labios.

- Lo se Reneesme – suspiro resignado – estoy comenzando a conocerte y ya me he podido dar cuenta de eso.

Ella le sonrió con satisfacción.

Jacob se llevo por fin una cucharada de sopa a la boca y se deleito con el sabor. Le sonrío.

Exquisita sopa – ella volvió a sonreírle – como quien la cocino. Exquisita.
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- ¿Vendrás aquí o tendré que irte a buscar de nuevo? – preguntó Jacob. Era de noche nuevamente y se encontraban en la misma situación que la noche anterior. Gritos, multitud, serenatas, ella molesta por no poder dormir, Jacob desnudo. Con la única diferencia que ahora ella parecía estar deseosa de sentir algo mas que su toque.
¿Cálmate quieres?, pensó para si misma.

- Me quedare aquí – le aclaro.

- ¿Estas segura?

- Si.

Pero pasó media hora y no podía dormir, otra vez los gritos de la gente le atravesaban el cráneo, retumbándole la cabeza. ¿Hasta cuando seria esto?, acaso tendría que volver al castillo con Jacob? Porque era totalmente seguro que así no podría vivir para siempre, además Jacob no parecía cansarse de perseguirla, al contrario, parecía gustarle cada día mas tenerla cerca. Demonios, pensó con frustración, aquello le agradaba, y le complacía, pero a la vez pensaba en que necesitaba volver a su mundo, ¿y como iba a hacerlo con Jacob pegado a ella?

Jacob se había quedado dormido y ella quería meterse en su cama, con él era la única manera de dormir.

Se levanto de su cama enrollándose en las sabanas, y se acostó con sutileza en la cama de Jacob, tomo su grande mano y la posiciono sobre su oído. Su cuerpo se relajo automáticamente,  ya no oía nada, solo sentía los suaves ronquidos de Jacob, podía ver como su moreno y enorme pecho ascendía y descendía suavemente, sus labios permanecían entreabiertos, el calor manaba de él, y penetraba en el suyo, y entonces lo vio sonreír.

- Pensé que nunca te decidirías a venir aquí.

- Solo lo hice porque quería dormir. – le aclaro.

- Por supuesto – le siguió la corriente él, rodeo su cintura y la pego más a él.

Reneesme suspiro cuando Jacob introdujo su mano dentro de las sabanas para acariciar su espalda desnuda, haciendo pequeños círculos con los dedos que le causaban suaves estremecimientos.

Ella levanto la mirada y vio que él la observaba con atención.

- Eres perfecta – susurro.

- No es cierto – le contradijo ella al instante pensando en su cojera.

-Para mí si lo eres – le aseguro.

No podía creer que un hombre tan magnifico como él, pudiera parecerle perfecta una mujer como ella. En todo caso ella le creyó.

Jacob deslizo su mano de la espalda lentamente hacia uno de sus pechos. Ella no pudo hacer nada más que cerrar los ojos para disfrutar de aquel toque que le erizaba la piel. Ambos corazones retumbaban por toda la habitación.

- ¿Dejaras que te haga mía de nuevo? – le pregunto con la boca seca, y temeroso de su rechazo.

-   Si – le respondió aun con los ojos cerrados, y sin aliento, sintiendo como su mano ahuecaba su pecho, y su dedo pulgar rozaba una y otra vez su aureola provocando que su cuerpo temblara de necesidad.


Jacob retiro la mano de su seno y le arranco la sabana del cuerpo, la tomo de la cintura para girarla y colocarla de costado de espaldas a él.

-¿Qué haces? – pregunto ella girando el rostro hacia atrás para mirarlo.

-Shhh… relájate- respondió besándole el cuello mientras le abría las piernas y metía su muslo entre ellas, rozando su intimidad.

Reneesme sentía las manos de Jacob viajar sobre su vientre, mientras su caliente erección chocaba contra sus nalgas. Ella comenzó a balancear sus caderas de adelante hacia atrás para tentarlo, haciendo que su miembro se endureciera aun mas, y los gemidos brotaran de su pecho descontroladamente. El placer comenzó a recorrerla pues mientras se movía, el roce del muslo de él contra su centro era más electrizante.

Jacob se desespero, no podía aguantar un minuto mas la necesidad de sentirse envuelto rodeado por el calor de su cuerpo, así que le separo las piernas levantando su muslo hacia arriba, dejando expuesta su intimidad.

Reneesme comenzó a gemir en protesta al no sentirlo cerca de su centro.

-Tranquila – estiro su cuello para besarla en la boca – te daré algo mejor. – y entonces tomo su miembro en una de sus manos para guiarlo a su vagina.

La explosión de placer que sintieron al rozar sus intimidades fue abrumadora, Jacob solo había introducido la cabeza hinchada de su pene dentro de los pliegues de ella, y ya sentía ganas de correrse.

Reneesme juraba que si él no la terminaba de penetrar por completo ella moriría de frustración. Para hacérselo saber llevo su mano hacia atrás, a los cortos cabellos de él, tomándolos en su puño, para jalarlos un poco.

Jacob se rió de su impaciencia, así que movió sus caderas hacia delante, lentamente para incrustarse en ella por entero.

A ella le tembló el cuerpo descontroladamente y sin poder evitarlo gimió con fuerza.

Jacob comenzó a deslizarse dentro y fuera de ella cada vez mas rápido, mientras besaba la comisura de sus labios. Las penetraciones se hicieron cada vez más ansiosas, Jacob la aprisionaba mas contra su cuerpo, envuelto en el placer abrumador y descontrolado, no midió sus fuerzas y le apretó con sus manos la cadera, causando que gritara de dolor.

-¡Oh dios los siento! ¿Estas bien? – se retiro de ella girándola de espaldas a la cama. Pero ella ya no parecía adolorida.

- No pares – jadeaba con los ojos ensombrecidos por la pasión, ella enrolló sus piernas en sus caderas para que volviera a entrar en ella.

- Espera… - decía mientras trataba de ver si había causado algún tipo de fractura, solo vio dos marcas rojas en sus caderas, con la forma exacta de sus manos – diablos… - susurro para él mismo.

- No me duele – le trato de convencer para que volviera a lo que estaban haciendo, ella enredo sus manos en su cuello, pero Jacob se resistía.

- Lo siento, no debí… - comenzó a retirarse.

-¡No me vas a dejar así! – le amenazó.

- Pero…

- ¿No me harás el amor? – le preguntó antes de que comenzara a replicar.

- ¿Y si te hago daño?, olvide lo frágil que eras, no quiero lastimarte – la miró un poco aterrorizado.

- En nuestra primera vez no lo hiciste, confío en ti – le acaricio los labios.

- Seré cuidadoso, lo prometo – le aseguro besándola, mientras alzaba las caderas para volver a penetrarla. Nuevamente sus respiraciones volvieron a ser agitadas y sus cuerpos sudorosos.

- Me haces sentir tan bien… cuando estoy contigo – decía con el orgasmo a punto de explotar en sus cuerpos. – no puedo ocultarlo mas, no puedo resistirme mas…

Y entonces ambos se contorsionaron de placer al recibir el maravilloso orgasmo que abrumaba sus cuerpos.

Reneesme sintió como el semen de Jacob inundaba su interior, saturándola por completo, no pudo sentirse más feliz, complacida, extasiada y enamorada, aquello era como estar en el paraíso.

- Quédate conmigo gatita, por favor – y la beso profundamente.

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Después de aquella maravillosa noche pasaron muchas mas, ambos secretamente esperaban ansiosamente la noche para reclamar uno el cuerpo del otro, y decirse palabras que provenían desde lo mas profundo de sus corazones.

A Reneesme le había sorprendido en gran medida la ternura de Jacob, decía cosas que la dejaban cada vez mas prendada de él, simplemente no podía evitar amarlo mas cuando le repetía que la quería, cuando le decía que su vida había cambiado para bien a su llegada,  que era afortunado de tenerla y no quería perderla.

Pero no todo había sido solo sexo, habían tenido momentos en privacidad fuera de la habitación de la taberna. Habían ido a pasear en caballo a un bosque cercano al pueblo, después de sus rutinarias salidas para conseguir empleo, ella le había dicho que era mejor salir con los guardias, pues sin él el transito por las calles era mas cómodo, pero Jacob obstinado le había dado la negativa alegando que no se quedaría encerrado en esa habitación solo, y así las salidas siempre eran un desastre.

Mas allá de ello, la tensión entre ambos había disminuido, y ella ya no solía salir con sus acostumbrados rechazos de manera grosera, a lo que Jacob se sentía agradecido.

Uno de esos días decidieron ir al río del pueblo para pasar el día disfrutando del sol.

Reneesme yacía sentada en la orilla del río viendo a Jacob sumergirse en el río una y otra vez, le gustaba verlo nadar, de vez en cuando solía arrojarle agua para que fuera con él, pero ella prefería no mojarse, tenía frío, a pesar del calor. Últimamente se había estado sintiendo un poco mal, se agotaba muy rápido, y le daban escalofríos continuamente, sin contar las nauseas que la atacaban a la hora de la comida, y los mareos continuos, era verdaderamente frustrante. Reneesme pensaba que quizás era que estaba a punto de darle gripe.

-¡Ven aquí aguafiestas! – le gritaba Jacob carcajeándose mientras nadaba de un extremo a otro del río como un niño.

La gente comenzó a ocupar el lugar, viendo maravillados como el Rey se divertía en el río, los guardias estaban atentos a cualquier inconveniente que pudiera presentarse.

Las mujeres se unían en grupos para cuchichear, estaban enloquecidas admirando el enorme y escultural torso desnudo de Jacob, Reneesme frunció un poco el ceño, sintiendo unas ganas repentinas de meterse con Jacob en el río para marcar territorio.

- Vaya, esto si que es una gran sorpresa – escucho Reneesme una voz de mujer detrás de ella. – vengo a comprobar los rumores de que el Rey anda por el pueblo y me encuentro contigo.

Ella volteo hacia sus espaldas y miro hacia arriba, una mujer morena de cabello negro, la miraba atentamente, era muy hermosa y elegante.

- Así que eres tú – dijo mirándola con desprecio.

- ¿A que se refiere? – preguntó ella levantándose del suelo.

- No puedo creer que la orden sagrada halla elegido a alguien tan vulgar para un hombre tan magnifico como Jacob – soltó el aire con fuerza por la nariz -  una humana, pobre y coja – susurro indignada.

Al oír la palabra “humana” lo entendió todo. Nunca había visto a una mujer vampiro a parte de Sara, y esperaba que la mayoría de ellas no fueran como esta mujer.
- Perdone señora pero no creo merecer sus insultos – comento molesta.

- Los mereces, esos y más – se acerco a ella amenazantemente, pero Reneesme no se sentía intimidada. – ¿como te atreviste a cruzarte en su camino?

- No me he cruzado en su camino, la orden me eligió, y Jacob también – dijo imponiéndose a la mujer.

- Él no te eligió, la orden lo unió a ti sin su consentimiento – apelo ella.

- Pues a mi no me parece que le moleste la decisión de la orden, se ve muy feliz, ¿no lo ve? – dijo ella mirando hacia el río, Jacob estaba jugando con unos niños, los cargaba a caballito uno por uno mientras se carcajeaban.

Leah la miró con resentimiento, era verdad, Jacob no se veía amargado, ni inconforme, se veía feliz, pero eso no significaba que ella se rindiera, debía poner es su lugar a la coja.

- Te crees alguien especial ¿verdad?, pero no eres más que una pobre andrajosa, y harapienta mujer. – Leah la miraba con asco – no deberías estar con él. No tienes cultura, ni sabes nada de la alta clase de nuestra raza…

- ¿Y quien debería estar en mi lugar? ¿Usted? – le pregunto con una ceja alzada, no dejaría que esa mujer la pisoteara, ella no tenia ningún derecho – nada de eso sirve para mantener a un hombre al lado de una mujer. ¿La alta clase? ¿Cultura? Todo eso es basura cuando se compara con el amor. ¿O es que acaso a usted si le ha funcionado el truco?

- ¡Cállate! ¿Que vas a saber tú? zarrapastrosa – dijo con ira levantando la mano para abofetearla, pero Reneesme se le adelanto, ella sabia que la morena era mas fuerte que ella, así que se agacho tomo un puñado de tierra y se lo lanzó a la cara. Leah grito indignada, decidida a lanzarse encima de Reneesme para hacerle pagar su humillación, pero afortunadamente Jacob se dio cuenta de lo que ocurría y llego en menos de un segundo.

- ¿Que pasa aquí?... ¡¿Leah?! – dijo sorprendido alejando a Reneesme del camino de Leah.

Leah sabía que no tendría oportunidad para hacerle daño, así que se limpio la cara con indignación, mirando como él la protegía de ella, la miro a los ojos con ira.

- ¡Y por si te interesa, soy su amante! – se volteo con orgullo y camino alejándose de ellos.

Reneesme se quedo con la boca abierta, mientras Jacob palidecía.

-¡¿Es eso cierto?! – le grito.

- No… digo, si, pero… - intento explicarse, pero Reneesme indignada le dio la espalda y comenzó a caminar directo a la taberna. – ¡espera Reneesme! ¡Déjame explicarte!

- ¡No quiero oírte! – Grito con todas sus fuerzas – ¡eres un mentiroso! ¡Mentiroso! ¡Me mentiste! ¡No lo puedo creer!

Llegaron a la habitación entre gritos y empujones, todos de parte de Reneesme para Jacob.

- ¡Ya no estoy con ella!

- ¡No te creo!

- ¡Reneesme por favor!

- ¡LARGO! ¡VETE DE AQUÍ! ¡VETE CON ELLA!

- NO QUIERO IRME CON ELLA, QUIERO ESTAR CONTIGO.

- ¡MENTIROSO! ¿POR QUE ME ENGAÑASTE? – gritaba con las lagrimas rodando por sus mejillas, no le importaba que la viera llorar, aquello era humillante.

- ¡NO TE ENGAÑE! ¡ELLA Y YO YA NO TENEMOS NADA!

Pero Reneesme no escuchaba, respiraba con dificultad sujetándose el estomago, y se veía mas pálida que nunca.

- ERES… ERES…

Y se desmayo.
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Oh oooohhh, creo que las cosas se complican…. Y me parece que a Reneesme le pasa algo ¿ustedes que creen que sea?, y para quienes lo han adivinado en el próximo cap explicare porque es tan rápido.J jejeje

Tengo pensado escribir un pequeño adelanto de La vida es… en la semana, les estaré avisando en mi blog.

 Perdonenme si hay algún error, se aceptan correcciones, sugerencias, besos niñas, nos vemos pronto.

2 comentarios:

  1. por dios ¡¡¡¡¡ que lindo es jacob..... Maldita de leah ¬¬ la odio... me encanta la nueva actitud de jacob hay lo amo.....pero enserio nessie esta embarazada¡¡¡¡¡¡ por dios ya quiero leer el próximo capitulo...... me encanta el esta historia niña eres buena escritora. a muchas nos encantaría que actualizaras esta historia mas seguido pero entendemos por que no es asi... y siempre nos recompensas con un excelente capitulo...bueno niña cuidate mucho y estare al pendiente del adelanto de la VIDA ES.... ^^

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  2. waaw que lindo Bonito bonito Bonitoo!
    sigue asiii
    ya amo tu fic, desde el primer capii!

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